Cólera, dengue y hepatitis aparecen a 3 semanas del huracán Otis

Con información de
Josefina Aguilar Pastor,
reportera y agencias
Acapulco, Gro., a 17 de noviembre del 2023 (SG). – Un probable brote de hepatitis se detectó en Acapulco así como un aumento inusitado en casos de dengue en el puerto desmienten la versión oficial de que la emergencia por el huracán Otis ha terminado y que «entramos a la etapa de reconstrucción».
TESTIMONIOS DE VECINOS
Debido al cúmulo de basura que aún se encuentra no solo en calles adyacentes y algunos tramos de la costera Miguel Alemán, la falta de restitución de servicios públicos como agua y luz principalmente en algunas colonias, la emergencia provocada por el huracán “Otis” en Acapulco, no debió declararse como terminada “aún falta mucho que limpiar”, señalan lugareñas.
Una comerciante que tenía su local cerca del mercado de artesanías dio a conocer que en su local hubo pérdida total, luego de que una ceiba milenaria le cayó encima destruyendo todo lo que había, y hasta el momento no han podido levantar el tronco.
“Por ahí escuche que dicen que ya no hay emergencia en Acapulco, que ya van a comenzar con la reconstrucción, pero como dicen eso sí aún hay muchos daños que no han atendido, en algunas colonias siguen sin luz ni agua, porque dicen que ya no hay emergencia”, expuso la comerciante.
Por su parte, una vecina de la colonia Progreso, dio a conocer que en la calle Sonora, que se ubica a escasas tres cuadras de la costera Miguel Alemán, se cayeron todos los postes de luz, y apenas tiene tres días que restablecieron el servicio.
También aseguró que en dicha colonia, no han recibido ningún tipo de apoyo, “al menos aquí en la Progreso, no hemos recibido nada, fueron censaron la casa, pusieron un logotipo de los apoyos y no nos han llegado nada, yo veo que mucha gente de fuera incluso del extranjero, mandan cosas, mandan víveres pero no es repartido equitativamente”.
Llamó a los gobiernos estatal y federal, a seguir atendiendo la demanda de servicios y apoyos, y dejen de decir que ya no hay una emergencia porque si la hay, que entreguen los apoyos de manera equitativa y lleguen a las colonias del centro, que se ubican frente a la bahía, donde pegó de frente el huracán “Otis”.
A tres semanas de que azotó Acapulco, Guerrero, el huracán Otis, la población enfrenta riesgos como contraer enfermedades de tipo infeccioso gastrointestinal, entre otras cólera, enfermedades respiratorias, dengue o chikungunya que son transmitidas por la picadura de mosquitos, explicaron los doctores Malaquías López Cervantes y Andrés Castañeda.
Los pobladores del puerto y municipios afectados, dijo López Cervantes, profesor de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), están en peligro de sufrir enfermedades relacionadas con el agua, ya sea con la falta de agua potable para beber o con el agua que les puede caer si llueve o con los charcos que permanecen en la región, etcétera.
Puso el caso de un anestesiólogo, familiar de una de sus colaboradoras, “que está ahí nada más en su casa cuidando a unos vecinos; normalmente trabaja en un hospital del Seguro Social, pero ahorita el hospital está inhabilitado.
“Se puede aprovechar al personal que ya hay, pero ponerles lugares adecuados para la atención”, dijo.
E hizo recomendaciones a la población sobre medidas de prevención de enfermedades, entre otras hervir el agua.
Cosas como esa deberían informarse a la gente. Pero también que sepan cuáles son los signos y síntomas que deben atender y que llegado el caso acudan a buscar servicios de consulta médica (…) aprender a manejar un episodio de diarrea, enseñarle a la gente cómo hacer un suero oral (…) Todo eso puede funcionar si se apoya uno en la gente”.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el cólera es una infección diarreica aguda causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con el bacilo Vibrio cholerae que afecta a niños y adultos y puede ser mortal en cuestión de horas.
La ingesta de alimentos no refrigerados, y sobre todo por el clima cálido del lugar, amplió, también puede ocasionar riesgos de enfermedades.
“Se suspendieron los servicios de salud y el acceso a medicamentos, y las personas que viven con enfermedades crónicas necesitan medicarse. Una persona con diabetes requiere insulina, hipertensión o que vive con VIH tiene que tener acceso a sus medicamentos para evitar su descontrol”, alertó.
En principio, dijo, sí se tiene que enviar médicos a la zona por el aumento en la demanda debido a que se retrasó la atención ordinaria.
“Se perdió una semana; probablemente hay menos quirófanos y equipo disponible porque varias unidades médicas están inhabilitadas”, dijo.
EL BROTE DE COLERA EN LA COLONIA ZAPATA
Médicos de la zona de las colonias Emiliano Zapata y Ciudad Renacimiento, alertaron a sus pacientes y cercanos de que en esa región ya existe un grave brote de cólera por el consumo de agua no clorada.
Señalaron que las autoridades de salud de los tres niveles se niegan a reconocerlo pero que el brote se extiende de manera grave.
El riesgo de brotes de dengue y diarrea por la carencia de agua potable y las toneladas de basura expuestas en las calles de Acapulco generan preocupación por la situación en la que se encuentran los hospitales y clínicas del municipio, algunas dañadas por el huracán Otis, otras sin personal suficiente o cuyos sistemas fallaron por la carencia de energía eléctrica.
En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL por hospitales del IMSS, ISSSTE, así como Secretaría de Salud federal y estatal, los derechohabientes expusieron la falta de medicamentos, la cancelación o tardanza de citas y la espera de horas para ser atendidos.
Expuso que los daños causados por el huracán a la infraestructura médica, además de los problemas de suministro de agua y electricidad, provocaron fuertes afectaciones en los servicios médicos.
Sumado a ello, las condiciones ambientales, con la acumulación de basura en la ciudad, deslizamientos de tierra e inundaciones por el desbordamiento de ríos, pueden generar estos brotes infecciosos, señaló la experta.
Sobre la Costera Miguel Alemán, a un costado del mercado municipal, que fue destriudo por Otis, y de colonias pestilentes por los cerros de basura, se erige el llamado “edificio inteligente”, construido para ser la sede de la Secretaría de Salud (Ssa), dentro del plan fallido del presidente Andrés Manuel López Obrador para descentralizar las dependencias federales.
Monumental, moderno, con estructuras metálicas que soportaron el paso del huracán, pero cuyas puertas permanecen cerradas, así está el edificio. No hay nadie que atienda. Afuera hay varias ambulancias y vehículos dedicados a campañas de salud, que están empolvados y sin utilizar a pesar de la emergencia sanitaria.
Los acapulqueños recuerdan las promesas presidenciales sobre un sistema de salud de primer mundo y reclaman también que el Mandatario decretó el fin de la emergencia, cuando la situación está lejos de la normalización.
Los pacientes deben esperar horas en largas filas para ser atendidos. Hay enfermos de urgencias en camillas en los pasillos de clínicas y hospitales del IMSS, ISSSTE y Secretaría de Salud.
Adrián Organista, jubilado del IMSS, desde hace seis días no se ha inyectado insulina porque no hay citas. Varios días lo han rechazado y le dicen que tiene que formarse. “Que no hay emergencia en Acapulco, es una burla, una gran mentira”, reclama.
En la clínica de medicina familiar del ISSSTE en Acapulco, que sufrió daños por Otis en plafones y paredes falsas que se colapsaron, tampoco hay internet y, por lo tanto, las citas programadas se cancelaron y todos tienen que esperar.
Rubén relata que su esposa, quien tenía pocos meses de embarazo, fue ingresada la mañana del domingo y tuvo que esperar 24 horas para ser atendida. Al final, perdieron al bebé.
Poblaciones sin médicos
En las zonas rurales de Acapulco, el panorama es aún peor: comunidades enteras sin médicos ni medicamentos en la clínicas. Ahí ya se registran casos de dengue y diarrea por falta de agua potable, ante el casi absoluto abandono de autoridades, que se concentran en apoyos en la costera del puerto.
“El centro de salud de este pueblo de Oaxaquillas —a unas tres horas de Acapulco y que es parte de ese municipio— tiene una doctora y enfermera, pero desde hace dos meses no hay medicinas ni material de curación; entonces, no sirve de nada (…) Ahora, después del huracán, quedamos peor”, comentó Margarito Sotero, quien es habitante de la localidad.